La Biblioteca es casi tan antigua como la escritura, no es una moda cursi, ni un capricho
de unos pocos, ni se identifica con determinados colectivos…, no, no es nada de eso.
Las Bibliotecas Públicas actualmente son centros de dinamización social y cultural en el
municipio, lugares de encuentro, de encuentro entre vecinos y de encuentro con las
ideas, con el pensamiento y con el conocimiento. Son como líneas del tiempo sobre las
que podemos movernos hacia atrás o adelante, aprendiendo de nuestros antepasados o
de nuestros coetáneos, permitiéndonos evadirnos del momento, de lo actual, de lo
cotidiano, o por el contrario, mantenernos informados de cualquier noticia, hecho o
tendencia de actualidad.
En estos tiempos en los que casi todo está mercantilizado, todavía existen pequeños
reductos públicos a los que podemos asistir libre y gratuitamente, donde no se compra
ni se vende nada, como son las bibliotecas públicas. Ahí reside su función
democratizadora, en poner al alcance de cualquier ciudadano, independientemente de su
raza, de su nacionalidad, sexo, edad, condición social, económica o cultural, los
servicios de la Biblioteca, ofreciéndole la posibilidad de informarse, de formarse o de
entretenerse en condiciones de igualdad.
También, las bibliotecas públicas, desarrollan un papel fundamental en la erradicación
de lo que se ha dado en llamar “la brecha digital”, pues permiten el uso de Internet y las
nuevas tecnologías a toda aquella persona que lo desee, evitando de esta manera las
desigualdades en el acceso a la información y a los programas informáticos de uso
común.
El aprendizaje no es algo que se deba relacionar con determinadas épocas de la vida, ni
que esté limitado únicamente al ámbito académico. Las bibliotecas públicas facilitan el
autodidactismo, nos permiten aprender en libertad y a lo largo de toda la vida. Son
centros en los que pueden estar representadas todas las áreas del conocimiento, dado el
carácter general de sus fondos.
Hace unos años las Bibliotecas Públicas eran sinónimo de lectura silenciosa, de lugares
para el estudio y la investigación. Actualmente, son centros dinámicos y
funcionales, verdaderos centros culturales, donde se llevan a cabo diferentes
actividades, desde sesiones de narración oral, hasta lecturas colectivas de una misma
obra para comentar en los clubes de lectura, entre otras; todo ello con la finalidad de
promover el libro y la lectura. También se han convertido en centros de información
local, donde podemos acudir para solicitar cualquier información relativa al municipio.
Podríamos seguir hablando durante mucho tiempo sobre el valor de la Biblioteca
Pública en la sociedad como motor de cambio, progreso y desarrollo, pero esto es
solamente una pequeña reflexión. Acabaré transcribiendo el último párrafo del artículo
que Juan Sánchez Sánchez, ex jefe del Servicio Regional del Libro, Archivos y
Bibliotecas y actual director de la Biblioteca Regional de Castilla-La Mancha, escribió en el libro “Palabras por la Biblioteca”, que dice lo siguiente:
“Una de las virtudes de la democracia es que los mediocres y quienes no desempeñan
correctamente su cargo público suelen sufrir un varapalo de los ciudadanos en las
siguientes elecciones. Por ello, para terminar, un consejo: no voten a quienes desdeñan
la biblioteca pública; no apoyen a quienes teniendo responsabilidades en las políticas
culturales consideran que la biblioteca pública es un servicio que no precisa recursos y
que es un lujo que no puede estar al alcance de todos los ciudadanos. Vamos, que
quienes no crean en la biblioteca pública se alejen de responsabilidades públicas que no
se merecen…”
Antonio García Guerrero
BPM-Socovos
Precioso texto Antonio. Muchas gracias
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